Lo voraz de tu apetito te condena
A vivir enmascarando tus intentos,
Que reprochas por salvajes y violentos,
Pues la mente, la conciencia, te cercena.
Yace oculta en tu difraz de gente buena,
Camuflada entre apropiados parlamentos,
Mas asida a tu estructura y tus cimientos,
La verdad que tus morales envenena.
Sexotactismo positivio por natura,
Tú padeces, por humano y por hambriento,
Y la carne sin la carne te tortura
Y es la piel no más que sangre y alimento,
Al amor das miserable sepultura
Y despides sin sollozo ni lamento.
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